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Por Marco Villegas.
Llevo por lo menos tres años escuchando que Nosara es algo así como la capital de la gentrificación en Costa Rica. Me voy a atrever a decir una herejía: Yo creo que esa palabra no le calza. Les cuento por qué.
Nosara siempre ha sido distancia: ríos crecidos, barro, malos caminos.
Ese aislamiento forjó un reflejo simple: si el Estado no llega, aquí se resuelve. Pero eso que por décadas “funcionaba” para gestionar una muy pequeña comunidad costera de Costa Rica, hoy es insostenible para un pueblo en franco crecimiento y las tensiones se sienten.
Cuando no había quién, hubo comunidad.
En los setenta, lo que iba a ser un club con canchas de golf frente al mar, terminó hoy siendo parte de una reserva forestal de 250 hectáreas de bosque, abierta y gratuita para cualquiera que camine sus senderos, en proceso de ser declarado refugio nacional de vida silvestre. Terrenos que en otra circunstancia hubiesen sido explotados, hoy son el hogar de bosques maduros con árboles centenarios que protegen el agua y son el refugio de decenas de especies.
Esa es también parte de la lógica comunal: transformar unas canchas de golf pensadas para pocos en un legado de conservación para todos.
Antes de que llegaran los postes del ICE, cuando la comunidad vivía con candelas, la electricidad se resolvía con un generador local que daba luz a toda la comunidad. Cuando hizo falta que los muchachos fueran a la secundaria, el primer colegio de Nosara arrancó donde funcionaba aquella planta eléctrica, levantado con trabajo y donaciones de ticos y extranjeros.
Esa misma lógica de cooperación entre nacionales y extranjeros sostiene hoy un andamiaje comunal que no se improvisa:
Bomberos de Nosara: Un cuerpo de bomberos comunitario e independiente, conformado por ticos y extranjeros. Una asociación comunitaria sin fines de lucro que funciona únicamente con donaciones de la comunidad y que brinda atención diaria de incendios, choques, emergencias médicas y guardavidas; con el Hospital de Nicoya y Bomberos de Costa Rica a casi 2 horas de distancia de cualquier emergencia, los Bomberos de Nosara atendieron 1.064 casos en 2023, lo que representa un crecimiento del 269% con respecto a los casos atendidos para 2019. Cero subsidio estatal, 100% con fondos de la comunidad de Nosara, al servicio de toda la comunidad. Tal es su impacto que en Nosara, muchos hasta desconocen de la existencia y alcance que el resto del país conoce de Bomberos de Costa Rica.
Banco de Alimentos de Nosara: Según datos de esta organización sin fines de lucro conformada también por ticos y extranjeros, entre 2021 y 2023 se beneficiaron 635 personas, consolidando redes de apoyo para las familias más vulnerables de toda la comunidad.
IAR – International Animal Rescue: Nosara cuenta también con un centro de rescate animal del más alto nivel, que de 2017 a 2022 tuvo un incremento del 295% de las llamadas de emergencia que debió atender por rescate de vida silvestre. Esto significó que el centro de rescate vio aumentado el ingreso de animales en un 146% de 2017 a 2022. El Centro de Rescate ha logrado un liderazgo nacional para que se apliquen medidas contra la electrocución de monos y otros animales y se instalen pasos de fauna, en el marco de campañas de incidencia con otras organizaciones conservacionistas en todo el país. Recientemente incluso parte del equipo del SINAC asistió al centro de IAR a capacitarse en manejo de fauna silvestre.
Costas Verdes: Desde Nosara se impulsó y se vió crecer un proceso de restauración costera que hoy se reconoce en todo el Pacífico costarricense. Solo en el sector Pelada–Guiones dentro del Refugio Ostional se han reforestado alrededor de 36 hectáreas de bosque, de lo que una vez fueron potreros, demostrando que la recuperación ecológica puede convivir con una economía turística. “Made in Nosara” con el apoyo de la comunidad nacional y extranjera.
Guardianes de la Naturaleza: Este grupo se encarga de desarrollar programas piloto de educación ambiental probados en escuelas de la zona, para nutrir iniciativas que luego se han articulado con esfuerzos nacionales (como la Bandera Azul Ecológica en centros educativos y concursos estudiantiles). Guardianes lidera a nivel nacional en educación ambiental, participación y ciencia ciudadana como política cotidiana. Ticos y extranjeros trabajando por la educación ambiental y la mejora de la calidad de la educación.
Sigamos.
Biblioteca David Kitson: Nosara no cuenta con una biblioteca estrictamente pública. Cuenta orgullosamente con la Biblioteca David Kitson, fundada en 1996, con décadas de alfabetización y lectura para todas las edades, que además funciona como centro comunitario y de reuniones, abierta y gratuita para todos.
Vive El Sueño: Un programa de otra organización no lucrativa, que cuenta con más de 500 personas formadas en habilidades para mejorar sus emprendimientos y levantar y fortalecer negocios encadenandose a la economía del turismo local.
Edunámica: Nosara atrajo también organizaciones que ya estaban impactando en otras comunidades como es el caso de Edunámica, una organización que impulsa la formación técnica de la población como respuesta al desempleo y a la necesidad de formación de los jóvenes y adultos y además cuenta con convenios con el INA.
Nosara Recicla: También cuenta Nosara con su propio servicio autogestionado de recolección selectiva semanal de residuos, financiado 100% por donaciones de los vecinos; un “servicio público” creado desde abajo y que sigue siendo financiado totalmente por la comunidad por medio de una asociación privada sin fines de lucro.
Censo de Nosara: Uno de los ejemplos más recientes y particulares de ese aporte comunal es el censo de Nosara. Por medio de este proyecto, Nosara se convirtió en la primera comunidad del país en desarrollar un censo distrital comunitario, a partir de la iniciativa de un grupo de vecinos, ticos y extranjeros, que decidieron recaudar los fondos para poder trabajar en la investigación de los datos, una iniciativa que se dió a partir de la poca cobertura del último censo nacional.
Asociación Cívica de Nosara y otras organizaciones comunitarias: En el corazón de muchas de estas iniciativas, las asociaciones, fundaciones y los comités vecinales y grupos organizados se convierten en el motor de muchas de las iniciativas que desde el sector comunitario, cuentan con decenas de voluntarios de diversos orígenes, que asumen distintos roles en juntas directivas, combinadas por ticos y extranjeros, que no se detienen a esperar que el Estado venga a resolver, pero que se ponen de pie cuando se necesita acción comunitaria.
La Amenaza Real: Especulación Inmobiliaria sin Reglas
Los primeros datos publicados por el proyecto del Censo de Nosara son claros para mostrar los retos de la comunidad:
- 8.716 residentes habituales conviven con 26.650 estancias temporales en la temporada alta.
- Las viviendas crecen ~8% anual, por encima de la capacidad instalada de agua, saneamiento e infraestructura.
- En una década de auge, solo 2 de cada 1.000 proyectos fueron obra pública
- La escolaridad promedio ronda 8 años con brechas fuertes entre localidades
- Las ASADAS registran déficits de servicio y pozos vulnerables a intrusión salina.
Estos contrastes ya se sienten: casas con 20 personas en algunos barrios frente a mansiones casi vacías en otros, pero la conclusión no es “gentrificación vs. comunidad”, o “extranjeros vrs ticos”.
La amenaza real se llama especulación inmobiliaria sin reglas, que encarece el suelo, estresa el agua y desordena la convivencia.
El antídoto no es negar el turismo ni la diversidad, ni la presencia de extranjeros. El antídoto es gestionar el destino, planificar el territorio, regular con sentido (especialmente el desarrollo inmobiliario), invertir en lo público y medir para corregir.
Datos recientes ubican a Costa Rica como el país de América Latina con el mayor aumento de millonarios extranjeros en la última década —un fenómeno que se aceleró en el boom post-pandemia. Ese flujo se concentra en zonas costeras como Nosara y presiona suelo, alquileres y servicios, especialmente donde la planificación aún va detrás del mercado
Nosara está en un valle aluvial costero, una zona propensa a inundaciones según la Comisión Nacional de Emergencias y los años de experiencia de la comunidad cuando el Río Nosara se desborda.
Aquí evitar la impermeabilización del suelo es vital para bajar picos de crecida, todo esto en un territorio sensible, que es parte del área de amortiguamiento de un Refugio Nacional de Vida Silvestre.
Por eso en 2020 la comunidad (con no pocas fricciones) liderada por la Asociación Cívica de Nosara y decenas de vecinos, propuso el Reglamento Temporal de Construcciones, que por cierto es deliberadamente sobrio: máximo 50% de cobertura por lote, alturas tope de 9 m y 12 m según franja, iluminación amigable y tratamiento de aguas residuales por medio de tanques sépticos mejorados. Suena como un mínimo de sentido común en una zona con esas características especiales, pero a pesar de eso no hubo pocos detractores.
A escasos meses de haber implementado la normativa, un desarrollador demandó y se ha opuesto activamente a su implementación. Resultado: la comunidad recibió la oleada de construcción post-pandemia sin su único escudo. En ese vacío crecieron obras que, con reglas vigentes, habrían sumado drenaje mejor diseñado, menos superficie impermeable, alturas contenidas, luz orientada al suelo y saneamiento a la medida del sitio. Pero no sucedió.
Encima, aparecieron fantasmas, como los que dejan salir los que evitan a toda costa las regulaciones “van a obligar a todas las casas del pueblo a instalar plantas de tratamiento”. Falso. Lo que piden las reglas y la normativa nacional, son soluciones de saneamiento acordes al lugar: tanques sépticos mejorados donde corresponde.
Se instrumentalizó el miedo, y ese miedo corrió de boca en boca. El costo lo paga todo el distrito: más riesgo de inundación, más presión sobre el agua, menos certezas.
Sin Plan Regulador y aplicación del reglamento, el mercado manda. En cambio con reglas claras, manda la comunidad.
Del termómetro a la receta: cinco tareas
No todo es traba. Luego de un activo esfuerzo comunitario por cooperar con las instituciones, especialmente la Municipalidad de Nicoya, vemos las primeras acciones: La oficina municipal en Nosara abre tres días por semana; la inversión en caminos se multiplicó frente a la nula inversión de décadas anteriores; y desde hace siete años hay recolección municipal de basura. Son señales de que la alianza público-privada funciona cuando se alinea con datos y prioridades claras.
La situación que vive la comunidad nos deja por lo menos cinco tareas:
- Ordenamiento territorial: Acelerar el Plan Regulador con zonificación que incluya cargas máximas y movilidad segura.
- Agua y saneamiento: metas a 10–20 años alineadas al % anual de crecimiento de viviendas; nuevas fuentes, protección de acuíferos y áreas de recarga y tratamiento obligatorio acorde al sitio.
- Capital humano, empleo e integración: escalar programas como Vive El Sueño y redes locales para cerrar brechas formativas y productivas en las zonas con mayores rezagos. Promover la enseñanza del español para que los nuevos residentes se integren cultural y cívicamente.
- Seguridad y emergencias: prevención con datos, mejor articulación con el sistema 9-1-1, fortaleciendo la respuesta local con protocolos claros y coordinación interinstitucional
- Conservación aplicada: Fortalecer las áreas protegidas y el Corredor Biológico del Río Nosara.
De la Antigentrificación a la Pro-Comunidad.
Pero entonces…hay gentrificación en Nosara?
Esta presencia extranjera comenzó con una hacienda ganadera que un extranjero le compró a un gran hacendado nicoyano, convertida en un proyecto urbanístico promocionado para extranjeros en los años 70 pero que nunca se concluyó.
Desde ese momento se sembró esa colonia extranjera que sigue creciendo hasta hoy, y que marca buena parte de las tensiones que se viven en el pueblo. Esta colonia ha tenido a lo largo de 50 años, distintos grados de involucramiento con la comunidad nacional y sin duda ha vivivo transformaciones. La Asociación Cívica de Nosara, es una más de esas organizaciones que surgieron de esos primeros extranjeros que vinieron acá a vivir. Con los años ha cambiado de rostro: lo que nació de aquella colonia extranjera hoy está en manos diversas, con costarricenses en su junta directiva y proyectos que cruzan toda la comunidad: Desde el Comité Comunal de Emergencias, hasta el Corredor Biológico o los Comités de Bandera Azul.
Nosara es una comunidad con su propia historia, a la que la etiqueta de gentrificación le queda muy pequeña. Desde que se vendieron lotes a extranjeros, la población ha ido creciendo, cambiando el rumbo del pueblo e incidiento de manera directa en las decisiones comunitarias. En ese entendido, Nosara no debería ser un eslogan o una bandera ideológica que hoy otros puedan usar para ir en contra del aporte de los extranjeros en Costa Rica. Esta es una comunidad costera en la que ya habían vecinos hablando inglés desde hace casi 60 años.
Es una comunidad diversa que ya demostró que puede cuidar lo común cuando el Estado tarda. Ahora toca lo difícil: gobernar el crecimiento para que no se trague el lugar que queremos. No es ellos vrs nosotros, es comunidad con reglas para evitar la explotación inmobiliaria sin control, con inversión pública sostenida y porqué no, con filantropía estratégica para suplir necesidades específicas.
En Nosara hablar de “gentrificación” es quedarse muy corto. Aquí no hubo un barrio tradicional desplazado por cafés de moda: hubo una hacienda ganadera reforestada, convertida en un proyecto inmobiliario.
Reducir medio siglo de historia a la palabra “gentrificación” borra las décadas de cooperación, tensiones y construcción conjunta entre ticos y extranjeros. El verdadero reto hoy no es solo etiquetar el fenómeno, sino enfrentar la especulación inmobiliaria sin reglas y gobernar el crecimiento con planificación, inversión pública y participación comunitaria.
Poner etiquetas es fácil, lo difícil es poner reglas claras para que Nosara crezca sin tragarse a sí misma. Esa es la historia que vale la pena seguir escribiendo.
Referencias:
BBC Mundo. Costa Rica es el país de América Latina donde más creció la cantidad de millonarios extranjeros en la última década. (2024).
https://www.bbc.com/mundo/articles/c930gqz4ddwo
La Voz de Guanacaste. Artículos sobre Nosara, turismo e impacto comunitario (varios años).
Proyecto Censo de Nosara (2024). Resultados preliminares de población, vivienda y servicios básicos.
Biblioteca David Kitson. Historia disponible en su sitio y artículos de prensa local.
Bomberos de Nosara. Reportes anuales de casos atendidos (2023).
Comisión Nacional de Emergencias (CNE). Mapas de riesgo por inundación en el Valle del Río Nosara.
MINAE/SINAC. Información oficial del Refugio Nacional de Vida Silvestre Ostional.
Reglamento Temporal de Construcciones en Nosara (La Gaceta, 2020).
Instituto Costarricense de Turismo (ICT). Estadísticas de visitación y tendencias post-pandemia.
Municipalidad de Nicoya. Informes sobre inversión pública en Nosara (apertura de oficina distrital, recolección de basura, caminos).
Neil Smith (1996). The New Urban Frontier: Gentrification and the Revanchist City.
Ruth Glass (1964). Definición original de “gentrificación” aplicada a Londres.
CEPAL y BID. Informes sobre migración de amenidad y su efecto en zonas turísticas de América Latina.
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